miércoles, 25 de junio de 2014






Aunque amanecimos un poco nerviosos, comprobamos que el tanque tenía agua y muy contentos pudimos darnos una ducha. 
Nos vestimos con nuestras “ropas de gala”, nos despedimos por un rato de nuestros perros, entrelazamos nuestros dedos, nos besamos, caminamos un par de cuadras y llegamos al registro civil donde una simpática jueza nos declaró “marido y mujer”.
No hacía frío, tampoco calor. El cielo tenía un color rarísimo, chispeaba dulcemente. 




No hay comentarios:

Publicar un comentario