Tomé ginebra y una jarra con
té de chamico.
Como no tenía ganas de
cocinar compré media de invierno y una de primavera.
Sobraron dos porciones, las envolví en papel de estraza.
El postre fue una gelatina de
luz para que me variara el cromatismo.
Decidí acostarme temprano sin poder visualizar a mi dios bondadoso.
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